|Carlos Madrid

 

(Con retraso de algunos días, aquí van unas cuántas vivencias en primera persona en el Festival de cortometrajes de Clermont-Ferrand 2013. Intentaré ser breve…)

6 de febrero

Cojo el tren en París a las nueve en punto de la mañana ya sorprendido al ver, repartidos en los asientos, folletos referentes al festival y a una colaboración de la red ferroviaria francesa con el certamen. Empiezo a ver estos detalles que marcan la diferencia mientras me doy cuenta, por todas las conversaciones que voy oyendo, de que la inmensa mayoría de pasajeros se quedarán unos días en Clermont-Ferrand: van a propósito al festival.

Recién llegado y tras haber resuelto los trámites de alojamiento y acreditación, me he dirigido a la casa de la cultura , una de las casi diez sedes del Festival y me he metido en la primera sesión que he visto. He visto una serie de cortos hindúes de entre los que destacaba ‘El molino’.

 El Molino

Una mujer hindú (y pobre) enviuda y tiene que mantener a su familia, para lo cual compra a plazos un ruidoso molino eléctrico. Con él molerá maíz para vender la harina… pero el ruido del molino es una pesadilla para su hijo hasta el punto de arruinarle completamente la vida.

Las escenas del niño tratando de llevar una vida normal fuera de la casa están descritas en plano subjetivo con una extensión del ruido del molino, que martillea su cabeza allá donde va. El molino tiene un trabajo de sonido impecable que consigue que el espectador haga suya la situación de opresión del niño sin por ello experimentarla en sus carnes. De lo más destacado del día.

Antes que perderlo todo

Buscando películas que superaran los 30 minutos, me he metido por la tarde en una sesión francesa en la que se proyectaba Antes que perderlo todo (Avant que de tout perdre), del director Xavier Legrand. Una intensa historia en tiempo real que convierte un tema algo trillado últimamente en el cine (la violencia machista) en una historia diferente con tensión y parecida a un thriller.

Lo hace además apoyándose en elementos objetivamente asépticos (un supermercado, su personal y sus oficinas), a los que dota de tal significación que consigue que quedemos pegados a la pantalla y en alerta en todo momento.

Rosto

Al acabar la proyección de esta sesión, me he encontrado a Rosto (quien vino a presentar su mediometraje El monstruo de Nix al Festival La Cabina). Está en Clermont con una nueva producción bajo el brazo, el corto ‘Lonely Bones’, que pienso ver en cuanto tenga ocasión.

Es un placer ver a este personaje; me cuenta que Canal + le compró el corto el último día del montaje de éste, y que ha trabajado de nuevo con la potente productora de animación Autour de Minuit.

Creo que tiene estos buenos compañeros de viaje porque es un gran artista y no deja de trabajar en la animación. Espero que tenga éxito con este trabajo.

Varios…

El mercado del cine de Clermont-Ferrand es muy distinto del de Cannes. También lo son los espectadores del festival. Aquí siento más cercanía, menos pose y más familiaridad. Hay fiestas en varios puntos de la ciudad casi todos los días, y ni ahí ni en el lugar de trabajo se ve una corbata o un traje.

Este festival empieza a caerme bien…

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7 de febrero

Hoy, con ganas renovadas de ver cine, he ido a un par de sesiones en las universidades de la ciudad (que ofrecen las aulas magnas como sedes del festival). Al contrario de lo que pudiera parecer, las pantallas son más grandes que las de un cine y las condiciones de visionado, excelentes. Uno no puede irse de aquí sin que le corroa la envidia…

 

Guang

Muchos cortos destacables hoy en la sección internacional, sobre todo el malasio Guang. Una historia de dos hermanos con el problema de la falta de inserción en la sociedad de uno de ellos debido a su autismo. El lenguaje es bastante particular, sin tiempo ni ganas para lugares comunes, sensiblerías ni amarillismos. Cada personaje tiene un objetivo, y eso es lo que cuenta al fin y al cabo.

 

Kingston Avenue

Este mediometraje francés rodado en Nueva York tiene luces y sombras. Un novio despechado tiene la osadía de recuperar a su chica de las maneras menos ortodoxas, y la chica que le ayuda en su empeño quiere que su amistad sea algo más que una amistad.

Unos 15 primeros minutos insulsos pueden invitarnos incluso a salir de la sala. Pero su segunda mitad, que encadena situaciones de lo más limítrofe y absurdo, arranca la carcajada inesperada y continua.

 

Cóctel español – Fiesta de Canal +

En el mercado del cine hay stands que representan a gran cantidad de países. Y por lo que me cuentan, España tenía el suyo propio hasta hace unos años. En 2013, recorriendo los stands nos encontramos el de China, el de Francia, el de Reino Unido, el de Portugal… el de Extremadura, el de Euskadi y el de Madrid…

En fin, al menos están al lado unos de otros y se han puesto de acuerdo para ofrecer al personal, en el cóctel del penúltimo día de mercado, jamón serrano, vino tinto de Extremadura y Txakolí. Porque no sólo de cine se vive aquí, amigos. Mientras cada stand te ofrece su catálogo de películas, el belga ofrece a su vez una muestra de chocolate, el irlandés cerveza Guiness (y whisky) y el finlandés un vodka que, tras olerlo, cualquiera diría que es alcohol de 98º.

Hablando estrictamente de cine, me he alegrado cuando gente de los stands de Corea del Sur, Polonia y la escuela de cine francesa La Fémis conocían La Cabina. Me han hablado de la dificultad de enviar películas entre 30 y 60 minutos a festivales y lo que significaba para ellos poder hacerlo al nuestro. Este tipo de cosas motivan mucho de cara a las siguientes ediciones… eso y que casi todos los stands tenían mediometrajes que ofrecernos. He salido con la bolsa bien cargada los dos días que ido al mercado del cine. El consejo de selección de La Cabina 2013 ya tiene trabajo…

Tras la degustación española y la cena en un restaurante del centro (hamburguesa con Saint Nectaire, un queso de la zona), me he dirigido en compañía de Álvaro (Some like it Short), Nidia y Edwina (Ikki Films & La Cabina) a la fiesta de Canal +. La temperatura estaba bajo cero, pero tan bajo cero que hemos ido andando porque esperar 20 minutos al tranvía habría supuesto la muerte por congelación de alguno de nosotros.

(Y la semana que viene, a Berlín… no había lugares -ni meses- más cálidos en los que organizar los festivales)

La fiesta de Canal + ha durado hasta las 4 de la mañana, lo cual está bien teniendo en cuenta el país en que estamos. Dos salas, la primera con una de las ya habituales ‘karaoke rock band’ y la segunda con un dj cuya selección musical no ha estado nada mal (pese a que haya provocado división de opiniones). Cerveza gratuita TODA la noche. Guardarropía también. Si el ambiente profesional en Clermont ya es suficientemente distendido y familiar, aquí se evidencia mucho más. Continuamente uno se cruza o habla con representantes de productoras, o distribuidoras con la mayor naturalidad y sin necesidad de formalismos ni de concertar más reuniones.

Mi impresión sobre este festival es ahora mejor si cabe.

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