Es sabido por todos que mantenerse objetivo frente al relato de un acontecimiento es verdaderamente difícil. Pero una cosa es añadir un par de frases para endulzar el texto y otra muy distinta el sacar el contenido de su contexto y utilizarlo en contra de un personaje público.
Esta vez, el director danés Lars Von Trier (Bailar en la oscuridad, Dogville) ha sido tachado de nazi después de la rueda de prensa realizada con motivo de la presentación de su película Melancholia durante la 64 edición del Festival de Cannes.
Von Trier, siempre provocador y bromista, afirmó que después de ser preguntado por las declaraciones realizadas en una conocida revista donde decía sentirse atraído por la estética nazi, contestó a la prensa con una serie de afirmaciones que, habiendo incluso repetido en varias ocasiones que estaba bromeando, han sido explotadas por los medios llegando a tener que pedir disculpas horas después invitado por la organización de Cannes por las “polémicas” declaraciones.
Por un lado, mal por Von Trier por sus perlas («Bueno, no estoy a favor de la II Guerra Mundial y estoy a favor de los judíos… aunque no demasiado, porque Israel nos suele joder bastante»). Es la típica falacia de juzgar a los judíos de todas las épocas por las barbaridades cometidas actualmente por Israel. El director se puso a disparar no se sabe muy bien en qué dirección, y dudamos de que él mismo lo supiera. Por otro lado, mal por los medios por tomárselo tan en serio, por descontextualizar las frases y por darles más importancia de la que realmente tienen.
El festival acaba de considerar al director “persona no grata, con efecto inmediato» por sus comentarios durante la rueda de prensa. El comunicado del festival señala que «ofrece a artistas de todo el mundo una tribuna excepcional para presentar sus obras y defender la libertad de expresión y creación», pero destaca el malestar de que Cannes haya sido usado por Lars von Trier para «expresar unos comentarios que son inaceptables, intolerables y contrarios a los ideales de la humanidad y generosidad que presiden». Nos encontramos en la era de la información, el derecho de libertad de expresión hace años que se aprobó.
Si pretendía llamar la atención de cara al resultado en taquilla de Melancholia, está por ver. Lo cierto es que no han quedado del todo bien ni él ni los medios busca-carnaza. Se echa en falta un poco de elegancia por ambas partes.